+¿Por qué
estás llorando?
-Porque soy débil.
+¿Cuánto tiempo llevas así?
-Ya he perdido la cuenta.
+Y la razón de tus lágrimas es...
-Amor.
+No eres el único que estás así.
-Ah ¿no?
+¿Qué te crees? No eres el único que
tiene corazón.
-¿Quién lo dice? No estoy aquí para
ser juez.
+Ni para ser juzgado.
-Dime...por qué tú y yo estamos aquí.
+La respuesta es obvia.
-Pues yo no la sé.
+Es comprensible ya que la respuesta a
todos tus fallos, a todas tus victorias y al estar en medio de
encrucijada eres tú.
-Explícate.
+Verás, cuando estás feliz, estás en
la gloria, allí arriba. ¿Me equivoco?
-Sigue.
+Y si pierdes la batalla, no habrá más
sitio para ti y tu pobre corazón que el sitio más hondo que
haya, o sea, allí abajo.
-Puede, pero este sitio ¿qué es? ¿De
dónde ha salido? ¿Y qué debo de hacer para salir de aquí?
+Como ya he dicho, el origen de todo
eres tú así que serás tú el nombrador de este lugar, darle un
sentido y un por qué.
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